Este cuadro se basa inicialmente en la aparición de enrojecimiento en ciertas zonas de la piel que a los pocos días se transforma en un despegamiento de la misma, siendo el porcentaje de piel despegada, proporcional a la gravedad del cuadro. Cuando afecta a más del 30% de la superficie, pasa a llamarse necrolisis epidérmica tóxica o NET y los pacientes adquieren un aspecto muy similar al de los grandes quemados.

Su diagnóstico se hace fundamentalmente mediante la exploración del paciente y el estudio de sus antecedentes en busca de la posible toma de ciertos medicamentos. Es cierto que en muchas ocasiones la sospecha a la que se llega mediante la observación del paciente se refrenda con una biopsia para el estudio de la zona afecta.

Dentro del tratamiento, lo principal es la retirada del fármaco causante de la situación. Además de esto, no está demasiado claro, a pesar de la existencia de múltiples estudios que se han llevado a cabo, como el realizado por el servicio de dermatología del hospital la Fe, si existe algún tratamiento que acelere la curación de estos pacientes y mejore su supervivencia.

A día de hoy, se emplean por ello corticoides, inmunosupresores o únicamente un tratamiento de soporte para mantener el estado general del paciente, en función del facultativo o el hospital que maneje el caso. Lo que claramente es importante, es el manejo de estos pacientes como si se tratara de quemados, dado el análogo despegamiento de la piel, para evitar complicaciones a corto y largo plazo.

Por todo ello, ante la sospecha de este cuadro, es mandatorio acudir rápidamente a su dermatólogo para realizar un diagnóstico correcto y retirar lo antes posible la medicación que lo ha causado.