Se trata de una lesión palpable y verrucosa formada por capilares que aparece en zonas sometidas a traumatismos, típicamente las manos y los dedos.

Destacan por su tremenda tendencia a sangrar ante cualquier contacto sobre la zona y su elevada velocidad de crecimiento, por lo que, aún siendo benignos, suelen ser muy molestos para los pacientes. Su tratamiento se basa en eliminarlos mediante su extirpación en la misma consulta del dermatólogo.

Estas lesiones son tan frecuentes como llamativas cuando las vemos en consulta y probablemente todos tengamos en mente a alguien de nuestro alrededor que pueda tener estas alteraciones. Se trata de crecimientos desordenados de las venas superficiales de la piel que, en lugar de fluir de forma paralela entre sí, se disponen en ciertas zonas de la piel formando redes o llegando a fusionarse entre sí para dar lugar a lagos que contienen sangre venosa, tal y como dice su nombre.

Típicamente aparecen en la cara, sobre todo en los labios, y las observamos como lesiones con forma de cúpula y color azulado en el bermellón que crecen de forma progresiva. Aunque no tienen ninguna importancia para la supervivencia de los pacientes, se pueden extirpar sin riesgo si por motivos estéticos se desea.

Otra lesión interesante es la Mancha en Vino de Oporto, que recibe este nombre tan poético por el color granate de las máculas que la forman. Es típico que aparezcan en la cara y, a diferencia del hemangioma, no desaparece con la edad sino que crece, apareciendo en ocasiones sobre ella crecimientos de piel de aspecto nodular.

Por sí mismas no tienen ninguna importancia sobre la salud del paciente, aunque, dada su inclusión dentro de algunos síndromes (Síndrome de Sturge Weber o de Klippel-Trenaunay), sí que debemos acudir a nuestro médico si sufrimos de esta dolencia para asegurarnos de que se trata una lesión aislada sin implicaciones en ningún otro órgano además de la piel.

Para su tratamiento, se utiliza el láser de colorante pulsado (LCP o PDL), que actúa selectivamente sobre el color rojo, produciendo por ello una destrucción selectiva de los vasos sanguíneos dilatados en las capas superficiales de la dermis, que son los causantes de estas lesiones, sin afectar al resto de la piel y, por tanto, sin producir cicatriz.

No debemos confundir la Mancha en Vino de Oporto con el Nevus flameus o mancha asalmonada, que aparece en recién nacidos y se trata, como indica su nombre, de manchas sin relieve que aparecen típicamente en la cara del 20-40% de los bebés, sobre todo entre las cejas y en la nariz. En este caso desaparecen por sí solas hacia la edad adulta.