En ambos casos se trata de infecciones de las capas cutáneas causadas, sobre todo, por Streptococo pyogenes y Staphilococus aureus.

Estas son bacterias que se encuentran de forma normal sobre nuestra piel sin generar ningún inconveniente. Sin embargo, ante cualquier tipo de pérdida de la continuidad de la piel (pinchazos, picaduras, arañazos…), esta pierde su función de barrera defensiva frente a agentes externos favoreciendo la entrada de bacterias a planos profundos de la piel y, con ello, la aparición de infecciones.

La diferencia fundamental entre la celulitis y la erisipela es la profundidad que alcanza la infección. En el caso de la erisipela, queda restringida a las capas más superficiales de la piel, por lo que el aspecto rojo e inflamado que observamos presenta bordes más nítidos y mejor delimitados.

Por el contrario, la celulitis afecta a planos más profundos, por lo que los límites de las placas enrojecidas por las que acuden los pacientes aparecen más difusos.

En ambos casos es importante acudir pronto a su dermatólogo para atajar de forma temprana la infección, evitando así que se disemine a otros órganos y derive en complicaciones. Una vez en consulta, su médico recurrirá fundamentalmente a una exploración minuciosa para llegar al diagnóstico.

Su tratamiento posterior se basa, en la mayoría de ocasiones, en la toma de antibióticos por vía oral durante un periodo variable de tiempo.